Cuando el arte puede alentar al cambio

María Dolores Ninci es profesora del Colegio Nicolás Copérnico y a su vez, dirige el coro de esta institución. Como pocas veces se ha logrado, Dolores conformó un equipo único de alumnos que se animan a cantar.

Los chicos están entusiasmados. Todos tenemos la picardía a esa edad pero hay que entenderlos, conocer lo que tienen adentro. Hay que estar en su lugar. El amor es clave.

Tras 4 años de esfuerzo y dedicación, hoy acompañan a la profesora más de 30 alumnos de la escuela técnica de nuestra ciudad. Participar del coro no es obligatorio, los chicos son quienes se acercan a la profe para ser parte. Inspira el entusiasmo que reflejan sobre el escenario, sus ganas por compartir juntos una pasión que excede las aulas. A veces pasan desapercibidas acciones como estas, alumnos que aprovechan su tiempo en un arte que los moviliza, alumnos que eligen hacer, más allá de sus obligaciones.

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En este presente, en donde es más fácil criticar las fallas de las instituciones y seguir alarmados por el futuro de los jóvenes, Dolores destaca lo importante que es darle un espacio al arte.

Iniciativas como estas pueden generar el cambio. El arte es único, es una varita mágica que saca lo mejor de vos. A veces se dice que las escuelas técnicas o públicas son bravas, pero no. Estamos equivocados los mayoría de las veces. Las cosas buenas como estas no se muestran, y sin embargo los chicos siguen esperanzados, somos un gran equipo.

Les gusta el reggeaton, la cumbia, «esas canciones para bailar» se ríe Dolores; pero en el coro ella propone melodías tradicionales y ninguno se queja, al contrario, es un desafío que los alienta a seguir creciendo. Hablamos con ellos y nos detallaron el repertorio que interpretarían en esta jornada tan especial: Les preguntamos qué sentían de participar en la Maratón del Papel y entre miradas tímidas afirmaron que era algo «especial». Cantan con sus compañeros y de paso, escondidos de los profes, colaboran juntando papel en el predio del Hospital.

En el coro también participan jóvenes que integran el Programa de Inclusión y Terminalidad Educativa, alumnos de entre 14 y 16 años que en algún momento abandonaron la escuela y hoy integran nuevamente la comunidad educativa. Desde sectores muy vulnerables se unen al coro y participan de eventos solidarios como el de hoy.

Celebramos este tipo de iniciativas y en especial al Colegio Nicolás Copérnico, que brindan un espacio distinto para sus alumnos y toda la comunidad en general: participar de un coro de alumnos, amigos y grandes personas.

Por Delfina Venturi, Cristóbal Motta y Gonzalo Barros.